Recurso para entender, afrontar y sanar la herida del abandono

Herida del abandono: Carta al padre que nunca tuve

 

La herida del abandono, pese a no ser directamente visible, se haya oculta en muchas mujeres y acaba creando una dependencia emocional hacia los demás que puede ser sanada con aceptación, auto cuidado y amor hacia uno mismo.

¿Temes al abandono? ¿tus parejas te abandonan con frecuencia o al contrario, prefieres abandonarlas tú antes de que te dejen a ti? ¿te cuesta trabajo terminar una relación? ¿temes la soledad? ¿te gustaría estar todo el tiempo con tu pareja y no concibes que el otro no quiera lo mismo?

 

El sentimiento de abandono puede ser debido a distintas causas como por ejemplo:

  • el fallecimiento y consecuente pérdida del padre,
  • que no estuviera a tu lado, ni presente en tu vida,
  • que aun viviendo contigo, no pudiera hacerse cargo de ti (por exceso de trabajo, por alguna enfermedad que le impidiera…)

 

Si te sientes identificada, te animo a que pongas en práctica este ejercicio que te ayudará a entender, afrontar y superar la herida del abandono. He escrito esta carta inventada, intentando abarcar diversos aspectos para que te sirvan de ejemplo, pero se trata de que prepares tu la tuya y la personalices según lo que sentiste o lo que te sucedió. Puedes hacerlo por escrito o en tu mente, lo que más te ayude.

Antes de comenzar a escribir te recomiendo busques un lugar tranquilo, apartado de ruidos donde puedas relajarte y hacer tres o cuatro inspiraciones profundas. Trae a tu mente la imagen de tu padre o si no le conociste, una representación de su figura. Lee esta carta y observa que es lo que resuena en tu interior para luego realizar la tuya propia.

Carta al padre que nunca tuve:

Hola papá.

Me contaron que era muy pequeña cuando tomaste otro camino. No sé qué fue lo que realmente te alejó de mi. Tal vez nací niña cuando tu esperabas un niño. Quizás te dí demasiado trabajo. A lo mejor trunqué tu vida. Tal vez te pillé por sorpresa. Puede que ser que tuvieras que partir fuera a trabajar para darnos alimento o simplemente, te vine grande. Era muy pequeña para entender ¿por qué te habías ido? ¿qué fue lo que hice para que te fueras? Nunca sabré lo que realmente te alejó de mi.

Cada día anhelaba tus abrazos, tus besos de buenas noches, jugar y reír contigo, que me defendieras cuando otros niños se metían conmigo y que me dieras sabios consejos. Buscaba ansiosa tu protección, que me dijeras lo orgullo que estabas de mi, que estuvieras a mi lado, me brindaras tu apoyo y que cada día oyera un, te quiero.

Un profundo dolor se instaló en mí, siempre a la espera de que aparecieras. No soportaba ese dolor. Tu ausencia me dolió, me dolió y mucho. No podía vivir así. Necesitaba llenar ese enorme vacío que dejaste en mi. Por ello, hice todo lo posible y lo imposible por cubrirlo rodeándome de personas. Daba igual si me hacían daño y si sufría estando con ellas. Daba igual, a toda costa quería seguir ahí, acompañada. Fui capaz de dejar de ser quien era por adaptarme a cada una de esas personas, todo para que me aceptaran, me quisieran, me apoyaran y me dieran todo lo que necesité de ti.

Con el tiempo fui aprendiendo a depender de ellos. Se convirtieron en mi «droga». Me bastaba saber que estaban conmigo, para yo estar bien. En el momento que veía la posibilidad de que se fueran, me generaba tanta ansiedad que hacía lo que fuera por retenerles. Les necesitaba para sentirme bien. Me aferraba con todas mis fuerzas para no sufrir la soledad, para no volver a repetir el dolor del abandono.

¿Sabes una cosa, papá? Todos me dicen que tengo que quererme más, pero ¿cómo hago eso? ¿cómo podría quererme si nadie me enseñó?

He tenido que tocar fondo para darme cuenta de que así no puedo seguir. Quiero acabar con este sufrimiento y sanar la herida del abandono. Mi felicidad no puede depender de los demás. He crecido, soy adulta y ya estoy en disposición de cuidarme yo misma, de aceptarme tal y como soy, de protegerme y de quererme como nunca nadie lo ha hecho. Hoy quiero poner punto y final a este capítulo y comenzar a vivir una vida plena y llena de amor porque lo valgo y lo merezco. Desde hoy, todo aquello que anhelaba, que deseaba de mis parejas, me lo voy a dar a mí misma.

Papá, no te guardo rencor. Aunque no apruebo que me dejaras, lo acepto y te perdono porque fueron diversas circunstancias las que te llevaron a tomar esa decisión. Quizás tu tuvieras también tus propias heridas, o no tuviste los recursos necesarios para hacer frente a la situación, por ello, hoy decido soltar ese dolor.

Yo también quiero perdonarme a mi misma, por haber estado este tiempo buscando fuera lo que yo misma llevaba dentro, por haber culpado a otros de mi desdicha, por no haberme respetado. Hoy decido comenzar esa búsqueda dentro de mi. #HoyEmpiezoAQuererme. Aprenderé a ser mi máxima prioridad en mi vida creando espacios exclusivos para mi. Me haré amiga de la soledad, pues es la única que me puede mostrar lo que llevo dentro. Empezaré a cuidarme (comer de forma saludable, practicar deporte, arreglarme para estar hermosa.. ).

Caminaré hacia la aceptación reconociendo mis luces y mis sombras. Eso me dará la fuerza necesaria para emprender nuevos proyectos, aquellos que tal vez un día dejé aparcados por dedicar mi vida por y para los demás. Será momento de hacer nuevas amistades, pero esta vez basadas en el amor y no para cubrir mis necesidades. Celebraré cada día esos pequeños pasos que me llevaran a ser quien soy, una mujer plena, feliz, que se quiere más que nadie.

Papá, aunque no estuviste a mi lado, hoy quier aprovechar para darte las gracias porque aunque sea en mi cabeza, te tengo aquí presente para decirte todo esto que desde hace tiempo, necesitaba decirte y sacar fuera. Gracias papá, porque todo esto me ha hecho más fuerte. Con todo el amor que siento hacia mi, allá donde estés te mando luz, paz y amor.

Tu hija.

Te quiero. Me quiero

 

¿Que te ha parecido? ¿Te has sentido identificada? Déjame un comentario y cuéntame si lo has puesto en práctica cómo te ha resultado, estaré encantada de leerte. También puedes compartirlo en las redes que aparecen abajo y así contribuir a que otras personas que puedan estar en esta situación les sirva para entender, afrontar y superar la herida del abandono. GRACIAS !!

Si quieres conocer algo más sobre las etapas del duelo, mira este post.

8 Comments
  • Lisa
    Posted at 09:59h, 21 marzo Responder

    Me siento muy identificada, aún teniendo presencialmente a mi padre. Sé que lo ha hecho lo mejor que ha sabido, pero percibo mucho egoísmo por el mismo y necesité tenerlo a mi lado, implicado en la educación y en el cariño, exactamente igual que mi madre. Sé que me quiere, y el sabe que lo quiero, pero también sabe que ya de adulta me he dado cuenta de todo esto. No le quiero decir nada porque no quiero causarle daño, pero tengo estas heridas en la mochila de mi vida, y es muy injusto. Escribo esto por si ayuda a reflexionar a los papás y mejoramos nuestros futuros.
    Genial artículo Isa. Siempre remueves mi interior y hago nuevas reflexiones. GRACIAS

    • Isabel Alarcón García
      Posted at 00:39h, 22 marzo Responder

      Muchas gracias Lisa por compartir tu experiencia. Te entiendo perfectamente. Mas o menos somos las dos de la misma misma generación en la que nuestros padres trabajaban intensamente y eran las madres las que invertían más en los cuidados y atenciones. Por eso me atrevo a decir que ese sentimiento del que hablas es muy habitual entre mujeres de nuestra época. Hoy en día, la mujer se está incorporando más al mundo laboral y también las rupturas de pareja se están incrementando en estos tiempos, por lo que hay que prestar bastante atención pues es algo que puede influir en los pequeños. Nosotras podemos poner todo de nuestra parte pero ellos de algún modo podrían percibirlo también como un abandono, por ello es fundamental hablar mucho con ellos.

  • Mirta
    Posted at 20:04h, 15 abril Responder

    Muchas gracias ..lo voy a implementar no tuve a mi padre aun asi lo prefiero…ya que solo recibi abusos de otros hombres..gracias debo sanar..

    • Isabel Alarcón García
      Posted at 13:20h, 22 abril Responder

      Hola Mirta, gracias por escribir. Es importante aceptar lo que sucedió, para soltar y dejar ir. Sin rencores. Lo que pasó pasó. Otra cosa distinta es que no lo apruebes. Es bueno que te hayas dado cuenta, pues a partir de ahora puedes comenzar un trabajo personal de sanación que difícilmente podrías hacer si no tomas conciencia de ello. Un abrazo.

  • Viri
    Posted at 16:01h, 15 agosto Responder

    Hola yo si tuve papa pero si trabajaba mucho el no era muy cariñoso solo cuando tomaba nos intentaba chiquear pero eso no me gustaba .. siempre nos hablaba de qje el moriria joven … no murio hasta hace 4 meses apenas …pero no se en que momento … yo no he podido terminar algunas relaciones aunque he sentido malos tratos… no se a que se debe

    • Isabel Alarcón García
      Posted at 01:43h, 16 agosto Responder

      Hola Viri, gracias por compartir. Decir que no siempre se trata de un abandono físico, puede estar contigo pero no sentirle presente. Puede ser que estando ahí no te sintieras arropada, protegida, que lo que la figura que representa un padre no la tuvieras y es como que de algún modo la sigues buscando en otros hombres. No sé si esto te puede dar sentido.
      Un abrazo

  • Eustaquia
    Posted at 01:44h, 09 junio Responder

    Soy incapaz de perdonarle porque ni tan siquiera existe un motivo. No tiene un trabajo que le ocupe demasiado tiempo, ni tiene otra familia a la que dedicarle ese tiempo. El está ahí alguna vez nos ve ( A mi hermana y a mí) pero no lucha por nosotras no desaparece, pero tampoco persiste, solo está presente recordándome lo poco q le importo. Nunca nos a regalado nada ni por nuestro cumpleaños ni nada, y desde luego no porque no pueda permitírselo. Alguna vez que pasamos Navidad con el nos llevó a la casa de un amigo del trabajo y nos recogió por la mañana. Una vez nos dejó atadas a unas sillas con cinta no recuerdo por qué, pero no existe motivo alguno que lo justifique. Fue el culpable de la muerte de nuestros dos conejos y nuestro gato. Nunca pidió perdón por absolutamente nada. El día que fui a recoger a la coneja, mientras yo iba atrás llorando en silencio, él llevaba a un amigo delante, haciéndole un favor, como si yo no estuviese, no importase.
    Yo estuve en una coral, al final del curso dábamos tres conciertos; al primero me llevó mi madre y como eran vacaciones nos tocaba con mi padre y de los dos que quedaban sólo le pedimos que nos llevase a uno y el día que tenía que hacerlo dijo que le dolía la cabeza y no lo hizo. Me puse a llorar porque había trabajado muy duro y quería ir y se puso en tono defensivo obligándome a callar y distrayéndome con un videojuego (era pequeña, mas o menos 12 años), No conozco a persona más cobarde, insensible y cruel. Pensé que tal vez había tenido una vida difícil y eso explicaba sus pésimas decisiones y su carácter , pero ni de lejos su vida ha sido difícil ni dura. Y por todo lo anterior y mucho más, no le considero mi padre.

    • Isabel Alarcón García
      Posted at 13:57h, 24 junio Responder

      Hay padres que pese a que están físicamente a nuestro lado es como si no lo estuvieran, por lo que dices parece un poco ese caso. No podemos hacer nada por cambiar al otro, pero si está en nuestra mano hacer algo por nosotros mismos. Te sucede que todo eso que esperas de un padre (detalles, que te tenga presente, que te dedique tiempo, que luche por ti, que te proteja… ) lo buscas en tus parejas?
      y has sido capaz de encontrarlo en ti? quiero decir, te cuidas a ti misma, te haces detalles, te tienes presente, te dedicas tiempo a ti misma, luchas por lo que quieres, eres capaz de protegerte a ti misma? Hay personas que respondería que NO a la segunda pregunta y SI a la primera, entrando así en una búsqueda exterior de algo que anhela en su interior.
      Un abrazo

Deja un comentario